viernes, 21 de agosto de 2009

Bolivia: Proxenetas de ayer y hoy

Fortunato Esquivel

Estamos ingresando a lo que parece, será una verdadera vorágine política cuya duración se detendrá sólo el primer domingo de diciembre, cuando millones de bolivianos volveremos a las urnas para elegir a los mandatarios y asambleístas, que así se llamarán los ahora honorables diputados y senadores.

El presidente indígena que acaba de ganar una encuesta para saber quién fue mejor presidente desde el retorno de la democracia, tras una larga noche de dictaduras, es también candidato a su reelección, frente a desconcertados opositores que no terminan sus contubernios para hacer frente al actual gobierno.

La lucha por el Poder, es una larga historia que se pierde en la noche de los tiempos. Pero quizá lo más cercano es el ejemplo de griegos y romanos. Sobre todo éstos últimos que fueron un imperio con mil años de duración y muchos ejemplos de legislación.
No hay aspirante a político que no sueñe lograr una tajada de poder para enriquecerse todo lo que pueda con el justificativo de servir al pueblo que lo eligió. En nuestro país, los ejemplos son variadísimos. Sobre todo los de “derecha” que en los últimos 25 años no se cansaron de vender la Patria a pedazos. Todos ellos son los nuevos ricos.

La historia nos recuerda que en la Roma Imperial, ser pobre era un crimen imperdonable, así que los ricos empobrecidos no dudaban en endeudarse para entrar a la carrera política y si triunfaban, trabajaban duro apoderándose de la plata del Estado para entregárselo a sus acreedores.

No dudaban los políticos en gestionar la venta de favores políticos y burocráticos. Otros actuaban en las cercanías de los legisladores y gobernantes, gestionando favores sexuales, como hoy por nuestro parlamento. Ambas actividades, tenían el mismo nombre. Los empresarios de la prostitución y los profesionales del lobby se llamaban proxenetas.

Por estos días, los lobistas del neoliberalismo, están muy activos intentando unirse para intentar un nuevo asalto a las arcas del Estado que dejaron muy disminuidas sobre todo desde la huida de Gonzalo Sánchez de Lozada de quien se dice, se llevó muchas maletas de dólares sacadas del Banco Central.

Pero éstos políticos que antes hablaban el mismo idioma, sobre todo a la hora de vender las empresas del Estado, no se ponen de acuerdo y cada uno tiene un idioma que el otro no entiende. ¿Qué pasó?.

Parece que está ocurriendo lo que en Babilonia, la ciudad maldita. La Biblia dice que Babilonia fue puta y madre de putas. Allí comenzó a levantarse una torre símbolo de pecado y arrogancia humana, que el Dios único, que es celoso, no tardó en castigar.
Su ira condenó a sus constructores a hablar lenguas distintas, de tal forma que nunca más pudieran entenderse. De esta manera la famosa torre quedó a medio construir. Nuestros políticos que desde 1985 hablaban el mismo idioma llamado neoliberalismo, ahora no se entienden o por lo menos no quieren reconocer la lengua que les unió en pasado cercano. Su proyecto también quedó a medio construir.

¿Que la oposición al gobierno indigenista, no tiene programa ni propuesta?. No es verdad. Los partidos de la llamada derecha neoliberal, sí que tienen programa y propuesta. Lo que pasa es que no se animan a presentarlos, porque están avergonzados de su oferta política.

¿A cuál de los candidatos, le agradará presentar la continuidad del programa neoliberal? ¿Quién se animará a seguir con la venta de las posesiones del Estado?. ¿Doria Medina que comenzó el proceso de privatizaciones con la venta del Hotel Sheraton, el ingenio de Guabirá, la fábrica de aceite de Villamontes, se animará a proponer la venta del Silala?.
Víctor Hugo Cárdenas, Manfred Reyes Villa, Jorge Quiroga o Germán Antelo, ¿se animarán a volver a vender YPFB, ENTEL o las refinerías?. Los políticos de derecha aspirantes a retomar el gobierno, tienen programa, pero no se animan a plantearlo.
Y entonces ¿Qué hacen?. Pues, de pronto se convirtieron en “pobrólogos” y buscadores de empleo para la población relocalizada. Durante 25 años, los neoliberales, no se cansaron en empobrecer al pueblo, descapitalizando a la Patria. Por un cuarto de siglo, echaron a la calle a los trabajadores del Estado y de la empresa privada, donde rige aún la libre contratación.

La llamada “oposición”, sin la menor vergüenza anuncia que es preciso sacar al boliviano de su pobreza y de la falta de empleo. ¿Acaso no fueron ellos mismos los que ocasionaron todo eso?. No hay caso, el actual, es el único gobierno que ampara a los desamparados y marcha rumbo a su reelección.

¿Hay dudas?. La única está referida al porcentaje. Cuánta gente votará por la reelección y que porcentaje conseguirá. Esa es la única duda.

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21/08/09
tribuna_boliviana@yahoo.com

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